Padre Hugo Segovia
Entre los numerosos aniversarios que tienen lugar en 2020 no podemos pasar por alto el del centenario de monseñor Vicente Faustino Zazpe.
Nacido en Buenos Aires en 1920, en 1961 fue nombrado por Juan XXIII primer obispo de Rafaela (1961-68) para ser designado arzobispo coadjutor del arzobispo de Santa Fe, el cardenal Nicolás Fasolino (1968), a quien sucedió en 1969. Allí permaneció hasta su fallecimiento ocurrido el 24 de enero de 1984.
La creación de numerosas diócesis en 1961 tuvo lugar a un mes del comienzo del Concilio Vaticano II que de manera tan profunda incidió en la vida de la Iglesia.
Los mismos obispos de la época hablaban de algo parecido a un nuevo seminario. Entre ellos sobresale la figura de este obispo cuya conexión con el Concilio destacábamos en la columna del 9 de enero de 2014.
No es por casualidad que monseñor Zazpe este asociado a figuras y hechos de la iglesia que señalaron su historia en años tormentosos. Por ejemplo él asumió la misión de ser enviado por Pablo VI en 1974 para llevar a cabo una visita a La Rioja de la visión pastoral de monseñorAngelelli era cuestionada por algunos sectores. Allí, con la claridad que lo caracterizaba afirmó que se estaba actuando en comunión con toda la iglesia y no se encontraban razones para cuestionar al obispo. Al producirse en 1976 el asesinato monseñor Angelelli le tocó pronunciar la homilía en la catedral así como un año después lo haría en San Nicolás cuando se produjo el sospechoso accidente que causó la muerte del obispo monseñor Ponce de León.
LOS AÑOS OSCUROS
En el mismo mes de Agosto de 1976 fue uno de los obispos arrestados en Rio Bamba que participaban de un encuentro pastoral sobre la educación patrocinado por el C.E.L.A. Allí era obispo monseñor Leonidas Proaño Villalba, uno de los pastores más comprometidos del continente y la presunción de subversivos que era uno de los eslogan utilizados en esos años por las dictaduras gobernantes.
Aun siendo vicepresidente de la Conferencia episcopal de Argentina pudo experimentar la gravedad de los tiempos y en ningún momento abandonó su presencia en cuanto caso de violación de los derechos humanos se producía aun teniendo presente la peligrosidad que implicaba, cualquier gesto o palabra de oposición.
El estilo de Zaspe no ha sido igualado. Podríamos sí encontrar en el del papa Francisco semejanzas en lo que hace a las citas de autores a las cuales Zazpe agregaba las películas y las canciones en boga en sus intervenciones radiales que muchas veces fueron censuradas. Es preciso recordar que todos los lunes los diarios hacían referencias a lo que el domingo el arzobispo había dicho.
UNA PRESENCIA ELOCUENTE
Esa predica tuvo un momento emblemático en el Congreso Mariano que se celebró en Mendoza en 1980: su intervención en la misa de los jóvenes fue el ámbito para que pronunciará aquel “felices ustedes, los jóvenes” que durante mucho tiempo, sobre todo, en esos años de preparación para el Primer encuentro de los jóvenes en Córdoba y para la Jornada mundial que en 1987 presidiera Juan Pablo II en Buenos Aires, fueron como el leit-motiv de la pastoral juvenil.
Nosotros en Miramar le pusimos su nombre en aquellos años a la librería parroquial que tenía un intenso trabajo sobre todo en los meses del verano. Precisamente durante varias semanas de aquel enero de 1984 orábamos por su recuperación y el 24 oficiábamos la misa por él que había partido el mismo día de San Francisco de Sales, aquel obispo de Ginebra a quien tanto se parecía Zazne y que ha pasado a ser también aquel en el cual el papa cada año firma el mensaje a los medios de comunicación que se celebra el día de la Ascensión del Señor.
Aquel 24 de enero de 1984, y más adelante con mayor intensidad, lamentábamos esa temprana partida. Sobre todo porque veíamos en el arzobispo de Santa Fé al obispo que mejor podía entender y secundar, sin caer ni en obsecuencias ni en dependencias, los tiempos nuevos que se avecinaban en el país.
Alquien que conocía muy a fondo las alternativas de la transición que en España se había dado después de la muerte de Franco decía que Zazpe era lo más parecido al cardenal Enrique y Tarancón que había afrontado ese tiempo de manera tal que pasaría a la historia como “el cardenal de la transición”.