Del cuidado al terror

Close up portrait of Latino young woman on the street, she walking on the street with protective face mask and looking at camera, she looking sick and scared.

EDITORIAL / Lic. Alicia Digón

Ante cualquier epidemia, pandemia, y en especial si esto es a nivel mundial la primera medida es NO HACER FUNCIONAR EL MIEDO.

¿Por qué? Porque en una situación de miedo se activan los controles corporales de stress y cualquier síntoma puede aparecer como los mismos que el protocolo de la pandemia anuncia y se produce la enfermedad. En algunos casos la muerte por la activación de ciertos mecanismos que todos los seres poseemos y que son los Mecanismos de Defensa.

Un cuerpo en estado de alerta es un cuerpo crispado. Un cuerpo calmo no recibe información innecesaria del exterior. Recibe las órdenes sencillas del cuidado, la limpieza, y los controles que lo social indica como manera de resguardo.

Si un temporal azota nuestra casa ¿tenemos tiempo de huir? A veces sí y a veces no.

Medir los riesgos es un hecho que se puede realizar si la mente está en calma y se puede calcular cuál es la mejor opción de proteger y protegerse.

En este caso la mejor manera es cuidar y cuidar de nuestros mayores que son quienes más riesgo corren.

Lavarse las manos en forma cuidadosa. Utilizar jabón blanco que es el mejor. Si los comerciantes quieren aprovechar esta situación, compremos alcohol común, aunque reseque más, y lo ponemos en un rociador.

Tomemos líquidos calientes durante varias veces al día. Cumplamos con el protocolo de aislamiento de ser necesario.

Siempre hay un vecino que puede hacer las compras. Un pariente, alguien a quien pedirle ayuda.

“Deshacerse del cinismo y del yo grandilocuente” no es fácil, no, y es esto lo que más puede dañarnos. El espíritu crítico es sin duda la primera cualidad de cualquier investigación y en especial de la investigación científica, pero si se vuelve cinismo egoísta y se vuelca hacia adentro sólo logra endurecer los controles naturales de la psiqué y se vuelve contra sí.

Todos somos una mezcla de cualidades y defectos, de sombra y de luz. Dominados por una pereza malévola, es sin duda más fácil renunciar a volverse mejor que reconocer la existencia de la bondad humana y esforzarse por cultivarla. Necesitamos del otro. Necesitamos en situaciones de riesgo, crear lazos, creer en quien tenemos cerca. Asirnos al amor. Descartar todo resto de narcisismo y poder pedir. Poder sentir que al otro le pasa lo mismo y así mitigar el miedo que es el enemigo número uno de nuestro cuerpo. Por ello cuando atisbamos la bondad vale más inspirarse en ella que denigrarla y hacer todo lo posible por darle más cabida en nuestra existencia.

Amigos, todo pasa y esto también pasará. Ponernos a resguardo con tranquilidad y mesura nos va a ayudar mucho más que entrar en un pánico que a nada conduce.

El terror sólo conduce a la muerte, y no por pandemia.