AYER, HOY Y SIEMPRE Padre Hugo Segovia
En la visita que el presidente de Argentina efectuó el 31 de enero al Vaticano, el papa Francisco le entregó autografiado un ejemplar de la Exhortación apostólica “Gaudete et exsultate” haciéndole notar la oración atribuía a Santo Tomás Moro: “concédeme, Señor, una buena digestión y también algo que digerir. Concédeme la salud del cuerpo con el buen humor necesario para mantenerla, Señor, un alma santa que sepa aprovechar lo que sea bueno y limpio para que no me asuste ante el pecado sino que encuentre el modo de poner de nuevo las cosas en orden. Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento, las murmuraciones, los suspiros y los lamentos y no permitas que sufra excesivamente por eso tan dominante que se llama “yo”. Dame, Señor, el sentido del humor. Concédeme la gracia de comprender las bromas para que conozca en la vida un poco de alegría y sepa comunicársela a los demás. Amén.
En dicha exhortación el papa habla del sentido del humor asociado a la alegría cristiana como se dio en algunos santos como Felipe Neri, Vicente de Paul y el mencionado Tomás Moro.
Era un inglés del siglo XVI, famoso por su obra filosófica “Utopía”, un clásico a la par de Erasmo y, en cierto sentido, hasta de Maquiavelo. Todos ellos buscaban caminos de renovación en medio de la corrupción que reinaba en Europa.
ALEGRIA EN COMUNION
Tomás Moro era padre de cuatro hijos y llegó a ser canciller de Inglaterra. Confesó su fe hasta derramar su sangre, decapitado en 1534 en la Torre de Londres por orden de Enrique VIII al no haberlo secundado cuando estableció la Iglesia anglicana.
Su sentido del humor se muestra en esta oración que pone de manifiesto lo que llamamos “el humor inglés”.
En el documento del papa éste afirma que no se trata “de la alegría consumista e individualista tan presente en algunas expresiones culturales de hoy” sino “de la alegría que se vive en comunión, que se comparte y se reparte porque hay más alegría en dar que en recibir”.
En este tiempo de Cuaresma que nos conduce a la celebración pascual, estos textos nos pueden ayudar a borrar esa imagen que muchas veces hemos brindado y que nos han hecho aparecer como contrarios a la alegría.
Muchas veces escuchamos quejas de quienes contraponen la soltura y espontaneidad de las celebraciones evangélicas a la aparente rigidez y seriedad de las nuestras.
A propósito de ello el documento “Quería Amazonía” hace importantes planteos sobre la necesidad de inculcar la liturgia tal como ya el Concilio Vaticano II había establecido.
SANTA MARIA DEL BUEN HUMOR
Hace algunos años se difundió una oración compuesta por el entonces obispo de Teruel, monseñor Damián Iguacen Borau. Es de notar que se trata de la diócesis de nuestro siempre recordado Padre Vicente Altaba, párroco de San Andrés (1970-80) que, por cierto, tenía un sentido grande del buen humor.
El obispo contempla a un Niño Jesús juguetón, en el regazo de la Virgen a la que quiere pedirle “sabiduría y sentido del buen humor”.
La estampo venía ilustrada por una imagen de María con un niño Jesús disfrazado de payaso en sus brazos: “contemplo y pido el don del humor para su luz, sal y fermento entre gente incordiante e inaguantable y conflictiva, en comunidades ásperas, tensas y ácidas”…”ya ves, Señor, que ante la lista interminable de males no es posible ser buen cristiano sin buen humor; ya está bien, dan ganas de dar un gruñido y marchar”… “no quieres servidores gruñones ni entristecidos, no te agradan las procesiones de sauces llorones, no te gusta oír la letanía de los resentidos”… “no se puede vivir el amor fraterno sin una dosis de buen humor”… “quiero distender, relativizar, minimizar, no quiero crisparme-”;;; “ayúdanos a situar los conflictos en su justa dimensión, a rebajar el tanto por ciento de veracidad de todo comentario malévolo, ofensivo o desfavorable que oiga, a no dramatizar lo que no es, a no absolutizar lo que es relativo”… “solo tú eres el absoluto, todo cambia y da vueltas menos tú que eres fuerza y das firmeza a las cosas”…
