Habíamos vivido, el 10 de diciembre de 1983, la alegría, y la esperanza de la democracia recuperada.
Entre las cosas que entonces se contaban, lo que podríamos llamar “versiones de pasillo” había uno que contaba algo que el presidente elegido había dicho: le gustaría poder, desayunar cada día con dos personalidades: Ernesto Sábato que iba a ser el artífice de la Comisión encargada de estudiar el tema de la desaparición de personas y monseñor Vicente Zazpe, arzobispo entonces de Santa Fe.
No sabemos si la versión es real pero sí, podemos decir que expresa muy adecuadamente las personalidades tanto del presidente como de los otros dos mencionados.
El hecho doloroso es que en los primeros días de enero de 1984 y a raíz de una discusión que el arzobispo había tenido mientras desayunaban, éste sufrió una descompensación que lo obligó a una internación.
Estábamos en Miramar en plena temporada veraniega y la noticia nos preocupó de manera que comenzamos a orar por su recuperación.
Lamentablemente los días fueron pasando y las noticias nos eran alentadoras.
Recuerdo muy bien la preocupación de los numerosos turistas que, en verano participaban de las misas, muchos de ellos discípulos del arzobispo tanto de las parroquias que había atendido en Buenos Aires como de los procedentes de Rafael donde había sido el primer obispo como de Santa Fe adonde había primero como coadjutor del cardenal Fasolino hasta haberlo sucedido en 1969.
OBISPO DE LOS TIEMPOS
Debo decir que muchos lo habían “descubierto” por su inspirada intervención en el Congreso Mariano de Mendoza en 1980 dedicada a la juventud y que se difundió como “las buenaventura de los jóvenes”.
La preocupación y la esperanza tuvieron su desenlace el 24 de enero cuando se difundió la noticia de su fallecimiento.
Hay experiencia en nuestra vida que queda grabadas. Esta es una de ellas y la vivimos intensamente tanto los locales como los turistas.
Una de las primeras reacciones fue la de bautizar a la librería parroquial con el nombre del gran pastor que había fallecido y que lo había hecho en un día que la liturgia dedica a la figura del obispo protector y paterno de los medios de comunicación porque tanto Francisco de Sales y Vicente Zazpe tienen muchos rasgos semejantes en la Iglesia con la diferencia de los tiempos en que vivieron. Tanto que, cada año, el 24 de enero cada año el Papa firma el mensaje que prepara para la Jornada de los medios de Comunicación que se celebra el día de la Asunción.
Lo ocurrido hace ahora cuarenta años, es útil para recordar la vida y el episcopado de monseñor Vicente Faustino Zazpe que, sin duda, es uno de los representantes más destacados de nuestro episcopado cuya partida fue muy lamentada porque en él veíamos la figura más indicada para afrontar esa nueva etapa de nuestra historia a la cual él ayudó, con obras y palabras, a establecerse después de la dura experiencia del 76 al 83.
EXPRESION DEL CONCILIO
Había nacido en 1920 y la primera parte de su vida sacerdotal la llevó a cabo en la ciudad de Buenos Aires como párroco pero también por su animación del laicado en particular con la juventud.
Faltaba un año para la gran aventura pastoral que fue el Concilio Vaticano II.
Los numerosos obispos de esa promoción de 1961 dijeron que habían vivido el Concilio casi como la introducción a la Iglesia que el Papa Juan XXIII había soñado y por la cual, casi como un Moisés revivido no pudo llegar a ver concluido.
Zazpe dejó un testimonio de ello en su diario sobre el acontecimiento que ha sido reconocido como una importante exposición de su desarrollo pero, sin duda, porque él mismo fue un exponente vivo de un Concilio en concreto.
Solo con recordar algunos ejemplos podemos certificarla.
Escribía sus mensajes y los enviaba desde Roma haciendo revivir tanto a Rafaela como a quienes buscaban conocer el Concilio.
Además de su lenguaje inédito que incorporaba en sus mensajes dominicales, su vivencia teológica como su capacidad por incorporar a ella las realidades culturales.
Solo con decir que cada lunes, gran parte de la prensa aludía a sus mensajes del domingo a la radio y la TV., ni hablar de su valentía en los años terribles como su contacto con Angelelli, Pironio, Ponce de León, figuras muy cercanas a un testigo sobre el cual volveremos.