Semanas atrás cuando nos referíamos a los aniversarios que este año se están cumpliendo con referencia a Santa Teresa del Niño Jesús, nos parecía extraño que no hubiese algún documento del Papa Francisco dedicado al mismo.
Pero nuestra extrañeza terminó cuando supimos que el 15 de octubre había publicado la Exhortación Apostólica sobre la confianza en el amor misericordioso de Dios con motivo del 150 aniversario del nacimiento de Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz. “C´ est la confiance” es el título del documento.
Se trata de un bello testimonio que todo él está rodeada del estilo y del genio del Papa, que por muchos motivos, no deja de llamar la atención.
Por ejemplo pensar que está fechado en pleno desarrollo del XVI Sínodo de los obispos que, sobre el tema candente del momento eclesial, se desarrolló en una primera etapa durante el mes de octubre pero que concluirá en octubre del 2024.
Pero también en ese sentido de los detalles de que es maestro como el de unir a ambas Teresas teniendo en cuenta también los aniversarios centenarios de la gran Santa de Avila.
De cuerpo entero se muestra el Papa cuando al finalizar el documento, invoca a la santita: “Querida Santa Teresa/la iglesia necesita hacer resplandecer/el color, el perfume, la alegría del Evangelio/ ¡Mándanos las rosas! Ayudanos a confiar siempre/como tú lo hiciste/ en el gran amor que dios nos tiene/para que podamos imitar cada día/tu camino de santidad/Amén”.
EN EL CORAZON DE LA IGLESIA
No es posible elegir solamente algún pasaje de este documento pero aprovechamos la inminencia de las fiestas navideñas podemos detenernos en contemplar con ella a Jesús que “en brazos de María en su pequeña mano que abrazaba a María y sustentaba al mundo y le daba la vida y pensaba en mí”. Así, en su mensaje, entraba en el misterio de Cristo del cual se hacía Contemporánea. Así junto a María y José, Magdalena y los apóstoles pensaba en la profundidad del amor del corazón de Jesús”.
Al final de la “Historia de un alma” Teresa hace su ofrenda como víctima del amor misericordioso y recibe océanos de gracia.
Como para entender la candidez en la pequeñez, no de manera triunfalista, porque, como María, que es la más grande precisamente por ser la más sencilla, la que a sí misma se define como “la humilde servidora del Señor”.
Así, dice la santa: “Yo sé que en Nazaret viviste pobremente y no hubo éxtasis ni raptos ni sonoros milagros”.
Por ello esa definición radical que saca del capítulo 13 de la carta de San Pablo a los corintios y que la lleva a decir, audazmente “en el corazón de la Iglesia yo seré el amor”. Ella misma lo dice cuando afirma que hasta que leyó ese capítulo 13 no se conocía”.
Deduce así que su misión será no triunfalista sino hacer desde el cielo el bien en la tierra.
LA DOCTORA DE LA SINTESIS
Con razón a esta sencilla mujer y oscura religiosa carmelita se la puede llamar “doctora de la síntesis” y lo lleva también al Papa a afirmar que es mucho lo que hay que andar para ello llegue a la vida del pueblo cristiano.
Jesús, nombre respirado, “Jesús mi único amor”. Son palabras inspiradas en sus escritos y, a través de ellas, se hace visible su identificación con textos inspirados “ámame y correré detrás del olor de tus perfumes” lo que nos lleva a encontrar esa relación nupcial y jasta una expresión por cierto muy elocuente “pobre trocito de hierro”.
La gracia del bautismo se hace torrente impetuoso para Teresa y desemboca en el océano del amor de Cristo.
Así podemos entender ese ascensor qué es el “caminito” con el cual el texto del documento nos enseña que “es preciso un no al pelagianismo que es individualista y elitista poniendo su acento en el esfuerzo humano para destacar la primacía de la acción divina ya que es Cristo que ama, que busca, que desea, que habita en el alma”.
Falta mucho por decir, con palabras suyas el Papa nos habla del fuego en medio de la noche y de las dudas de la santa frente al ateísmo reinante cuando se aborda la cuestión del reo Pranzini de quien se declara hermana.
Todo esto nos acerca a una explicación de la cercanía de la santita de hisieux a su mundo histórico y, por ende, a lo que nos atrevemos a llamar a su popularidad.
¡Con cuánta convicción podemos unirnos, en las vísperas de Navidad, al título del documento: “C´est la confiance”!.