El gran novelista ruso León Tolstói decía: “describe a tu pueblo y serás universal”. Nos encontramos con la reedición de un libro histórico descripto del pueblo balneario del partido General Alvarado que nos habla de treinta años (1891-30 de noviembre de 1921) . Se trata de Miramar en el trigésimo aniversario de su iglesia!!, Juan Pascual y Massenet, Buenos Aires, 1923, 211 p.
Un libro que nos remite a los primeros tiempos de la historia de un lugar que acuño tantos sueños y que sigue siendo punto de encuentro de familias que tanto son reiterados visitantes como nuevos integrantes de una ciudad que, a veces, imaginábamos protegida por una imagen, Nuestra Señora del Encuentro, porque en ella, de una manera particular.
Estamos a cien años de la publicación de este libro y sentimos un agradecimiento muy grande por la reedición a la que fue está vinculado un miramarense, no solo de nacimiento sino de corazón, como el Arquitecto Enrique Malbrán que la ha puesto en circulación y que nos ayuda tanto a ese reconocimiento de nuestras raíces que el Papa Francisco pondera y al que llama “los soportes del árbol de nuestra historia” cuando cita a Francisco Luis Bernández que, habiendo vivido parte de su existencia en España, vuelve a robustecer su amor por la tierra natal en el momento de su regreso.
UN SIGLO DESPUES
Haber vivido dieciséis años en Miramar, ha sido para mí no algo circunstancial sino un capítulo penetrante de mi vida. Allí pude conocer el libro del Padre Massenet confieso que sin darle la importancia que merecía, y que ahora se concreta con esta edición.
Describir a nuestro pueblo para ser universal como pedía el gran escritor ruso a partir de detalle a primera vista insignificante, porque van mostrando la dedicación y el amor que el pastor tiene por el rebaño que le ha sido encomendado es un trabajo de gran importancia. Más aun cuando se trata de un sacerdote llegando de tierras lejanas pero ha sabido inculturarse en un medio distinto para él sin autoritarismo, sino desde el servicio amoroso que lo identifica con el amor, que no olvida ningún detalle y está atento a aquello que uno de los salmos destaca con tanta ternura: “Señor es mi pastor, nada me puede faltar”.
Nos hace también el regalo de describir lugares y personas de esa ciudad a la cual llegó y a la cual entregó parte del tiempo que como misionero, pudo brindarle.
En la segunda parte, que se compone de once capítulos, vemos junto con expresivas fotografías que no falta nada y que, fieles al estilo propio de los tiempos, cantan a la ciudad.
A ella dedica un mensaje que bien podría reiterarse un siglo después editando el hermoso poema con el cual se cierra el libro. Quiero encontrar allí un eco precioso del pedido que los discípulos de Emaús le hacen a Jesús Resucitado que se acerca a ellos como un viajero cualquiera.
Palabras que no pierden vigencia para los días que “quédate con nosotros porque ya anochece”.
EL CARINO A MIRAMAR
Importante esta iniciativa de Quique que no es solamente un miramarense arquitecto, sino también constructor de cultura en la búsqueda permanente de esas raíces sobre los cuales crecemos.
Actualmente conduce un programa radial “Una de cal y otra de arena” por la Radio Zona FM 89.3 y entre otras actividades se destaca la organización del homenaje a los pampistas que en 1898 llegaron a Mar del Sud.
Leer las páginas del libro del Padre Massenet en estos aniversarios nos ayudan a sentirnos parte de esa comunidad y apreciar todo lo que significó para nuestro crecimiento la presencia de un sacerdote que se hizo parte activa de la misma.
¡Cómo nos ayuda lo que él mismo escribe en el epílogo de la obra: “el libro que voy a terminar, fruto de mi corazón más que de mi mente un deber de gratitud lo concibió y al calor del cariño hacia Miramar, marca de mi acción parroquial se ha desarrollado”