Aplausos y compromisos
En la carta pastoral que presentó este año, el obispo de Ríos Gallegos monseñor Jorge García Cuerva condensaba en una frase su visión de la realidad pastoral de su entonces diócesis: “menos aplausos y más compromiso”.
Decía entonces: “nuestro querido Papa Francisco no necesita fans sino cristianos comprometidos “que quieran, en la realidad cotidiana, aplicar el magisterio que, a lo largo de estos diez años, nos está dejando”. Para ello pedía “leer, reflexionar y trabajar en los grupos, en las zonas pastorales, en las parroquias esta carta pastoral con las enseñanzas de Francisco y entonces menos aplausos y más compromisos con lo que el Papa nos pide”.
¿Imaginaba monseñor García Cuerva que, poco después, ese Papa lo iba a elegir como arzobispo de Buenos Aires en una nueva manifestación de su visión pastoral inundada de imaginación y creatividad? Su vida iba a afrontar semejante cambio al nombrarlo arzobispo de Buenos Aires y segundo sucesor de ese Papa venido del fin del mundo y que ahora también compartiría ese origen.
Ello ocurrió el 26 de mayo al día siguiente del último tedeum del cardenal Mario Poli arzobispo de la sede primada de la iglesia, en ese lugar testigo de la vida, los dolores y las alegrías del pueblo a lo largo de los siglos.
Tal vez fue por eso que se eligió la fecha de la Resolución de Mayo: signo visible de una relación entre la Iglesia y la Nación que se ha dado y debe dar en amistad, sin indebidas injerencias y cultivando todo lo que contribuya a la realización de una nación justa, libre y soberana.
Etapas de un caminar
La renuncia del cardenal Poli se debió a haber llegado a la edad establecida por la legislación eclesiástica vigente, los 75 años. Del tema se hablaba y se barajaban nombres dada la importancia que tiene la presencia del obispo en la realidad y la problemática ciudadana, máxime cuando, como en este caso, se trata de la ciudad capital de la nación. El elegido nació en 1968, precisamente en Río Gallegos aunque desde pequeño, por traslado de sus padres vivía en San Isidro donde en su seminario cursó los estudios que lo llevaron a la ordenación sacerdotal en 1997 cursando también la teología en la Universidad Católica. Desarrolló su sacerdocio en distintas parroquias de San Isidro destacándose su compromiso en La Cava y Santa Clara, asesorando también la asesoría diocesana de Caritas y de la Pastoral Carcelaria.En 2018 fue elegido obispo auxiliar de Lomas de Zamora hasta que un año después pasó a ser obispo de Río Gallegos donde desarrolló una interesante tarea pastoral hasta el momento de esta promoción que lo lleva ahora a ser el primado de la Iglesia en Argentina. Considerado un cura villero por su trabajo con los postergados sobre todo, desde 1997 a 2005, en la parroquia Nuestra Señora de La Cava donde transcurrieron 15 años de su vida así como su trabajo en los barrios populares de Tigre, San Pablo y Almirante Brown.
Todos hermanos
Como para que conozcamos, de sus propias palabras, aspectos de su personalidad encontramos una sugerente predicación suya con motivos, el año pasado, de la ordenación de quien fuera elegido su obispo auxiliar e la diócesis más austral del país.
Allí, recurriendo a otra faceta digna de tener en cuenta en este pastor, habla de la novela “La peste” de Albert Camus para relacionarla con el talante de la comunidad que estaba saliendo de la crisis causada por la pandemia.
“Nuestro Dios, decía, es un Dios herido de amor, es el Cristo de la cicatrices que, mostrándonos las marcas de sus manos y su costado nos dice cuanto nos ama y cuál ha sido el precio de tanto amor”…
Tomás quería ver, en sus manos, la señal de los clavos y conocemos al Señor también nosotros a través de sus llagas, vemos los secretos de su corazón misericordioso”.
Y, dirigiéndose al elegido, le pedía que “su ordenación fuera una caricia de Dios para la diócesis, para sus múltiples heridas y dolores, un gesto de ternura de nuestro Padre para esta comunidad, para sus familias, para cada uno de su barrios”.
Le pedía que “ambos, juntos, se sumaran al sueño del Papa Francisco: una nueva humanidad como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe, de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos”.