PADRE HUGO SEGOVIA
Hungria: raices y puentes
La misa de clausura del 52 Congreso Eucarístico Internacional fue celebrada el 11 de setiembre de 2021 en Budapest por el Papa Francisco que a continuación viajó a Eslovaquia.
Fueron unas pocas horas en Hungría que ahora van a ser extendidas pues viajó a ese país durante los últimos días de abril, continuando con ese ejercicio que lo va llevando por distintos lugares.
Ahora se nos ocurre pensar si Francisco podrá participar el año que viene de la próxima edición de los Congresos Eucarísticos que se llevará a cabo en Quito.
Además ahora se ha hecho público su deseo de venir a la Argentina también el año próximo una vez calmadas las aguas del año electoral que se está desarrollando aquí con el despliegue de las fuerzas políticas en disputa.
Respeto de los Congresos Eucarísticos es justo recordar que el celebrado en Buenos Aires en 1934 fue como el preludio de un tiempo de desarrollo del catolicismo muy floreciente así como el 1995 en Río de Janeiro fue anticipo de la constitución del C.E.L.A.M. así como el de 1968 en Bogotá no solo contó con la presencia de Pablo VI sino también marcó el comienzo de la II Conferencia episcopal en Medellín.
Hungría cuenta con 10 millones de habitantes y es un país de mayoría católica como se ve en el emotivo discurso de su presidenta, Katalin Nováck al recibir a Francisco.
Recordó a Juan Pablo II que visitó al país en 1991: “con dolor y esperanza me dirijo a su Santidad nosotros, los húngaros, que podemos tocar con nuestras manos la devastadora realidad de la guerra en la que un millón y medio han huido de Ucrania, el dolor de familias laceradas, los gritos de las madres que lloran a sus hijos… Padre Santo, los húngaros y millones de hombres en el mundo ven en usted a un hombre de paz, esperan que pueda hablar con Kiev y con Moscú, con Washington, Bruselas, Budapest con todos aquellos sin los cuales no puede haber paz”.
Hombre de paz
Francisco se hizo portavoz de lo que llama “el alma de Europa”: “ella representa la memoria de la humanidad y por eso está llamada a unir a los alejados, recibir en su seno a los pueblos y no dejar que nadie permanezca como enemigo”… “triste ocaso del sueño coral de paz (se refería a los padres que después de la guerra mundial” supieron mirar más allá del tiempo y las fronteras nacionales para establecer diplomacias capaces de recomponer la unidad en vez de agrandar las divisiones”. Allí surgió una conmovedora pregunta: ¿dónde están los esfuerzos creadores de paz?”.
Otro momento muy tenido en cuenta es el que mantuvo con el metropolitano de Budapest, Hilarión. Este había sido canciller del patriarca de Moscú Kirill, hasta el año pasado en que trasladado a Hungría y considerado figura clave en lo que podría ser una mano tendida hacia el anhelado diálogo entre Francisco y Putin que no se ha podido efectivizar a pesar de los intentos de Francisco.
Como se puede ver, el tema de la guerra de Ucrania está en el corazón del Papa Francisco y ojalá pueda pasar a gestiones destinadas a favorecer a “la martirizada Ucrania” como suele llamarla.
El camino de la paz
El Papa tuvo muy presente la historia de Hungría, sobre todo los sufrimientos causados por el nazismo y el comunismo que ocasionaron persecuciones y martirios, algunos muy resonantes.
Pero tuvo también en sus discursos el peligro actual que se da no solo en el país sino sobre todo en esa Europa y al cual alude continuamente: el de la Mundanidad que no por ciertos para los cristianos ocasión de rechazo y encierro sino el reconocimiento, en sus palabras, de las raíces cristianas evidentes en la cultura de ese pueblo del cual destaca la importancia de la música. La imagen de las raíces y los puentes es de por sí elocuente para definir el camino, en este caso del pueblo húngaro.
La devoción secular a la Virgen es otro elemento digno de tener en cuenta al pretender una crónica a este viaje del incansable pastor. Con el pueblo húngaro, el Papa Francisco aludió a la Virgen como “la Reina” sumándose a la piedad del pueblo.
Los ecos de este viaje se harán visibles, más allá de sus palabras, en sus gestos. Hablábamos de su encuentro con Hilari, representante clave del mundo de la ortodoxia y según los anuncios, causante también de comunicados queriendo explicar esos contactos. Lo cierto es que el metropolitano Antonij de Volokolamsk estuvo en Roma el día en que el Papa brinda su catequesis semanal y allí se saludaron fraternalmente lo cual es más elocuente que muchas declaraciones y la paz sigue siendo una urgencia insoslayable.